Salimos de Sellingman, como ya es costumbre en nosotros,
muy tempranito, con lo cual coincidimos con el camión que reparte los donuts… En el pueblo, como en
otros lugares, aparecen estos carteles en las propiedades privadas, y os aconsejamos que los respetéis. No es por
meter miedo, pero ya sabemos cómo se las gastan aquí, evitándonos algún
mal susto.
Nada más abandonar el pueblo nos
encontramos, con gran satisfacción, un tramo de carretera original Esto significa
que vamos a abandonar durante mucho tiempo la I-40. La carretera se encuentra
en estado perfecto y no hay riesgo de perderse, ya que no hay otro desvío hasta
su final en la localidad de Kingman, a 170 kms.
Lo primero con lo que nos encontramos
es Grand Canyon Caverns, unas
cuevas bajo el nivel del mar, pero al ser tan temprano están cerradas, y
totalmente desiertas las instalaciones.
Luego nos dijo sr. Internet que no eran
gran cosa, pero ya que estábamos por aquí, pues no hubiera estado mal visitarlas.
En otro viaje será, así que hicimos unas fotitos y a pisarle a “cabllo rojo”,
que nos quedaba mucho por recorrer aún.
El terreno comienza a hacerse más
montañoso antes de llegar a la minúscula población de HACKBERRY, llamado a ser un
“pueblo fantasma”. La memoria de sus buenos tiempos se mantiene en un viejo
almacén, mezcla de museo y de tienda de recuerdos, el Hackberry General Store, junto a la
carretera. En él exterior hay una vieja
gasolinera junto a varios coches de época, los cuales están en venta, y bajo un
tejadillo, un viejo Ford de los años 30. Este coche es muy parecido a la
vieja “Lizzie”, el personaje que regenta la tienda de curiosidades en la
película “Cars”.
La parada es muy recomendable, pese a ser un destartalado
y oscuro local, en donde las placas de coches, los objetos antiguos y la ropa
motera, se mezclan con la zona de cafés y de snacks. Incluso hay un mapa-mundi
en donde el viajero pone una chincheta en el país del que proviene. Es uno de
esos lugares curiosos.
Se pasan algunos lugares más que llaman
la atención, pero no tendríamos espacio para tantas cosas, así que tendréis que
veniros a verlos vosotros en vivo alguna vez. Al entrar en KINGMAN, un restaurante con este diorama en el tejado. Se
nos acaban los calificativos, no?
En este tranquilo pueblo acaba el tramo original
que traíamos desde Seligman. El
parking del Mr D’z Route 66 Diner, un lugar que hay que ver, tiene un
gran símbolo de la Ruta pintado en el suelo. Es un restaurante inspirado en los
años 50, con una carta de menús muy original, y que hace unas puncakes
riquísimas.
Y
los famosos buzones de las películas, no son un bulo, que son de verdad…. Es
curioso ver una fila de ellos junto a un
camino en la carretera, y no ver ni una sola casa en el horizonte.
A partir de aquí, iniciamos la subida a las Black Mountains por
un antiguo y fascinante tramo de la 66. Son alrededor de 30 kms. de carretera
estrecha, de doble sentido, con muchas curvas y con un asfalto en malas
condiciones, pero el paisaje es increíble.
En
medio de estos paisajes solitarios, aparece una vieja gasolinera de piedra, que
hoy es una mezcla de
tienda y de museo.
Tras atravesar uno de los tramos más
espectaculares de la Ruta 66, llegamos a OATMAN, una antigua
población minera que parece estar sacada de los tiempos del “lejano oeste”.
Pero lo que más llama la atención son los
numerosos burros que pasean libremente por sus calles, y que son descendientes
directos de aquellos que tenían los buscadores de oro para las tareas de la
extracción minera.
Vuelvo a insistir que Seque es el de la camisa a rayas.
Unos kilómetros
más adelante está California. El primer pueblo, justo tras pasar la frontera de
estados, es NEEDLES a
orillas del río Colorado. Fue un oasis para los antiguos viajeros de la Ruta y,
aún hoy, se mantiene algo de esto, con carteles y logotipos por sus calles.
A partir de aquí
nos adentramos en el desierto del Mojave, uno de los desiertos más grandes de Estados Unidos, y
por el que circularemos durante unos 200 kms. Se pasa por pueblos casi
abandonados, ya que la vieja 66 se aparta de la autopista I-40, y el turismo es
escaso, y los largos trenes son tu compañía durante muchas millas.
La
siguiente parada será en un lugar de culto como es el Bagdad Cafe, justo antes
de abandonar el desierto. Este restaurante de carretera se llama así a raíz del
éxito que tuvo la película del mismo nombre rodada en 1.987 en este local. El
interior del bar está algo dejado, con las paredes forradas de notas, billetes
y pegatinas. Antes de entrar al comedor hay una antigua máquina de música, de
las de monedas, cuya tecla más gastada es “calling you”, la banda sonora de la
película “Bagdad Café”.
De
aquí como ya se estaba haciendo tarde, tiramos de tirón para BARSTOW, una
ciudad bastante grande y muy conocida en la 66. Pero como el día de hoy ha
tenido mucho para ver, pues dejamos esta localidad para la siguiente etapa.
La información que aparece en este Blog la puedes encontrar, de manera mas extensa: direcciones,datos GPS etc., en la guia que tenemos a la venta: